Era 2010, nuestros Internacionales arribaron en un País golpeado por la pobreza,
pero con la enorme responsabilidad y disponibilidad de celebrar un gran acontecimiento futbolístico, el Mundial.
Veintitrés jóvenes se embarcaron en la aventura de hacer feliz a nuestro país, inmerso en aquel momento en una tremenda crisis y en la que la “prima de riesgo” era como comer palomitas de maíz en la puerta del parque, sin duda el pan nuestro de cada día.
Pero llegó el 10 de Julio y subidos en un autobús se encaminaban a las puertas de la Gloria, a dignificar el ansiado triunfo la consecución de aquel entorchado, aquella Estrella, aquellas
Gloriosas manos color oro que arraigadas a la Bola del Mundo hizo que nos olvidáramos de aquella “prima” y nos emocionáramos con aquel beso.
A nadie se le ocurrió criticarlo, era el sello del amor, de las jodidas criticas a un chaval que salía a darlo todo, era la Cobra de la Felicidad.
La espontaneidad, la Alegría, el desparpajo de un Capitán, la emoción de una periodista de un mes duro de trabajo, de unas horas difíciles, en definitiva la calma deportiva de un Pais.
Hoy, diez años después luchamos con la “Furia” de acabar con la Pandemia que nos azota, por eso hoy le doy un enorme mérito a ese beso, a ese abrazo, a esa caricia y a esa instantánea.
Que nada ni nadie nos roben los momentos bellos de la vida, por que entonces será la “COBRA” la que gane la partida.
PEDRO Gutiérrez.
pero con la enorme responsabilidad y disponibilidad de celebrar un gran acontecimiento futbolístico, el Mundial.
Veintitrés jóvenes se embarcaron en la aventura de hacer feliz a nuestro país, inmerso en aquel momento en una tremenda crisis y en la que la “prima de riesgo” era como comer palomitas de maíz en la puerta del parque, sin duda el pan nuestro de cada día.
Pero llegó el 10 de Julio y subidos en un autobús se encaminaban a las puertas de la Gloria, a dignificar el ansiado triunfo la consecución de aquel entorchado, aquella Estrella, aquellas
Gloriosas manos color oro que arraigadas a la Bola del Mundo hizo que nos olvidáramos de aquella “prima” y nos emocionáramos con aquel beso.
A nadie se le ocurrió criticarlo, era el sello del amor, de las jodidas criticas a un chaval que salía a darlo todo, era la Cobra de la Felicidad.
La espontaneidad, la Alegría, el desparpajo de un Capitán, la emoción de una periodista de un mes duro de trabajo, de unas horas difíciles, en definitiva la calma deportiva de un Pais.
Hoy, diez años después luchamos con la “Furia” de acabar con la Pandemia que nos azota, por eso hoy le doy un enorme mérito a ese beso, a ese abrazo, a esa caricia y a esa instantánea.
Que nada ni nadie nos roben los momentos bellos de la vida, por que entonces será la “COBRA” la que gane la partida.
PEDRO Gutiérrez.